El Autódromo Hermanos Rodríguez vivió su mejor carrera desde que volvió al calendario en 2015. No fue espectáculo por accidente, fue dominio por diseño. Lando Norris no solo ganó, arrasó. Condujo una carrera perfecta, controló cada fase del evento y dejó al resto de la parrilla compitiendo por migajas. Más de 30 segundos de ventaja sobre el segundo clasificado lo dicen todo, pero la historia va más allá del cronómetro: fue el día en que México cambió el Mundial.
McLaren llegó con dudas internas y salió con un nuevo líder del mundo. Lando Norris se subió a la cima del campeonato por un solo punto, desplazando a su compañero Oscar Piastri, que sufrió uno de sus peores fines de semana del año. Verstappen, tercero en esta carrera, confirmó que sigue en la pelea aunque lejos de su forma habitual. Declaró que su quinto título sigue vivo. Lo dijo sin euforia, pero con una advertencia implícita: aún no se baja del ring.

La lucha de constructores se convirtió en guerra de desgaste. Mercedes y Ferrari siguen batallando por el segundo puesto, mientras Red Bull acecha desde atrás. México reordenó el tablero emocional del paddock.
Desde la pole, Norris ejecutó a la perfección. Se tiró al interior en la frenada, cerrando el espacio y obligando a todos a buscar lo improbable por fuera. No cedió ni un centímetro. Leclerc patinó desde el lado sucio de la parrilla, Hamilton tomó rebufo pero se quedó corto y Verstappen, intentando atacar por fuera sobre neumáticos medios, bloqueó el neumático delantero izquierdo, se fue sobre el bordillo y terminó en la hierba. McLaren había ganado la partida antes de completar cien metros.
Fue defensa, pero también declaración. Norris no corrió para sobrevivir. Corrió para aplastar.

Cuando los neumáticos medios de Verstappen entraron en temperatura, fue directo por Hamilton. Lo atacó con DRS y se emparejó al límite en la Curva 1. Hubo contacto. Max tenía derecho a espacio. En la Curva 2, Hamilton exigió el mismo trato, pero Verstappen se fue por fuera para sostener la posición. En la Curva 4, Hamilton salió largo, ganó ventaja fuera de pista y no utilizó la vía de escape reglamentaria.
Resultado: penalización de 10 segundos. Durísima. Lewis cayó desde top 5 hasta la decimotercera posición. Solo pudo remontar hasta la octava plaza. Fue el golpe psicológico del día. Mercedes quedó fragmentado y Red Bull confirmó que Max ya no pelea por posición. Lucha por orgullo.
En medio del desorden, emergió un protagonista inesperado: Oliver Bearman. Partiendo noveno, leyó el desorden como veterano. Se colocó sexto tras la salida, esquivó el toque entre Hamilton y Verstappen, adelantó con decisión y llegó a rodar en posiciones de podio gracias a la sanción de Hamilton. Finalmente fue cuarto, el mejor resultado de su carrera. Haas, demasiado conservador, le quitó la oportunidad de podio con una segunda parada evitable.
Antonelli también aprovechó los errores de los grandes. Exploró trazadas nuevas, especialmente en Curva 9, donde empezó a usar el interior verde para ganar tracción, algo que ningún ingeniero se atrevió a recomendar. Carrera de piloto valiente, no de calculadora.

Norris ejecutó la estrategia de una parada perfecta, con degradación mínima y un ritmo inalcanzable. Piastri pagó una mala salida, cayó posiciones y luego logró minimizar daños con un quinto lugar que le permite seguir vivo en el campeonato.
Verstappen apostó por estrategia alternativa. Terminó tercero y su último stint con neumáticos blandos fue un mensaje al paddock: cero degradación. La altitud lo favoreció, pero el Virtual Safety Car provocado por Sainz le robó su oportunidad de atacar a Leclerc por la segunda posición. Aun así, su forma hizo ruido. Red Bull vuelve a respirar.

Leclerc hizo todo lo posible por atacar a Norris en la salida, pero perdió línea y tuvo que saltarse las primeras curvas antes de devolver la posición. A partir de ahí, condujo una carrera perfecta para ser segundo con un coche que no tenía ritmo para ganar. Sainz, en contraste, vivió uno de los peores fines de semana de su carrera: sanción por exceso de velocidad en pit lane, drive through, trompo y abandono.
Antonelli y Russell pidieron órdenes de equipo. Russell exigió pasar para atacar a Bearman. Lo logró, pero tardó demasiado, perdió ritmo y tuvo que devolver la posición. Antonelli fue el más sólido, sexto, demostrando que su asiento para 2026 ya no está en discusión.
Ocon (noveno) hizo una parada larga de 44 vueltas. Bortoleto remontó desde el puesto dieciséis para terminar en puntos. Puntos ganados con cabeza, no con velocidad pura.
El Autódromo Hermanos Rodríguez es único en el calendario. A más de 2,200 metros de altitud, el aire es tan delgado que reduce la carga aerodinámica, enfría menos los frenos y convierte cada curva en un reto de supervivencia. México no perdona al coche que duda ni al piloto que improvisa. Recompensa al que llega con plan y aguante.
Pirelli llevó compuestos agresivos. Solo estrategia de una parada era viable. Quien intentó dos, como Ferrari con Sainz, terminó hundido. Norris ganó porque no existió degradación. Verstappen voló con blandos usados. Todo lo demás fue resistencia.

Norris no solo ganó una carrera. Tomó el control del relato. Piastri dejó de ser el protagonista silencioso. Verstappen recordó al mundo que sigue al acecho. El título ya no se decide por rendimiento. Se decide por carácter.


