Por Enrique Rivera

Un premio cada vez más cuestionado

El Balón de Oro, otrora el máximo reconocimiento individual de la prensa en el fútbol europeo, se ha vuelto en los últimos años una fuente inagotable de polémicas. La discusión ya no gira en torno al talento o los logros de un jugador, sino sobre la credibilidad misma del premio y los criterios que lo definen. ¿Quién decide realmente quién lo gana? ¿Importa lo que se hace en la cancha o lo que se representa fuera de ella?

Cambios en las reglas: ¿mejor transparencia o más confusión?

Desde 2022, France Football implementó modificaciones significativas: el período de evaluación cambió al calendario europeo (1 de julio al 30 de junio), se limitó la cantidad de votantes a 100 periodistas de los países mejor posicionados en el ranking FIFA, y se eliminaron criterios como la trayectoria de carrera, favoreciendo el rendimiento de una sola temporada. A primera vista, parece un intento por modernizar el premio. Pero en la práctica, ha generado más dudas que certezas.

El caso Vinicius-Rodri: ¿Foul Play?

La edición más reciente del Balón de Oro dejó una sensación amarga. Durante semanas, medios como el diario Marca aseguraban que Vinicius Jr. sería el ganador. Su temporada con el Real Madrid fue estelar: campeón de liga, figura en Champions, y motor ofensivo del equipo. Incluso su familia fue invitada desde Brasil a la ceremonia.

Pero, a última hora, el premio terminó en manos de Rodri. ¿Qué pasó? Según rumores, la UEFA habría influido en la decisión, motivada por su disputa con Florentino Pérez por la Superliga Europea. La interferencia política – de ser cierta – deja en evidencia que el premio ya no se define solo por fútbol.

El peso del Mundial y la contradicción con Messi

La edición de 2023 también generó controversia por la victoria de Lionel Messi, quien ganó el Mundial de Qatar 2022 pero tuvo una temporada de clubes modesta. Bajo los nuevos criterios: rendimiento individual, éxito colectivo, clase y fair play, ¿Messi fue realmente superior a Haaland?

El noruego ganó el triplete con el Manchester City, rompió el récord de goles en la Premier League, y sumó 52 goles en 53 partidos. Aun así, el Mundial, disputado fuera del ciclo tradicional, pareció pesar más. ¿Cómo se pondera un mes de torneo frente a todo un año de rendimiento?

La gran pregunta: ¿quién lo merecía?

Vinicius, Rodri, Messi, Haaland, incluso Mbappé. Todos tienen argumentos. Pero la forma en que se construyó la narrativa alrededor del premio, más que sus logros, parece haber definido al ganador. El Balón de Oro ya no es solo una votación de periodistas: es una suma de fuerzas donde influyen federaciones, intereses comerciales y geopolítica del fútbol.

Un problema estructural: ¿debería reformarse el sistema?

Las ligas americanas, por ejemplo, entregan sus premios al final de las temporadas regulares, con reglas claras y objetivas. El fútbol europeo, en cambio, ha mezclado torneos de clubes y selecciones en un solo saco, generando resultados difíciles de justificar.

Además, la ausencia de jugadores no europeos en las votaciones finales, a pesar de que se trata de un premio global, sigue siendo una deuda pendiente.

¿Es el Balón de Oro un concurso de popularidad?

Cada vez más, el Balón de Oro parece un concurso de imagen. Marcas, campañas mediáticas y peso institucional marcan la diferencia. El premio ha dejado de ser una recompensa puramente deportiva para convertirse en un reflejo del poder en el fútbol moderno.