La noche prometía emociones fuertes en La Cartuja, y vaya si las cumplió. En una final digna del mejor clásico español, el FC Barcelona logró imponerse 3-2 al Real Madrid en la prórroga, después de un partido vibrante, repleto de goles, polémicas, expulsiones y drama hasta el último minuto.
Dominando claramente el balón y con una presión asfixiante, el Barcelona se hizo dueño del campo frente a un Real Madrid irreconocible en la primera parte. Los culés golpearon primero con una acción magistral al minuto 28. Pedri, el cerebro del conjunto azulgrana, marcó un auténtico golazo tras una asistencia de Lamine Yamal, quien brilló intensamente por la banda derecha, haciendo sufrir constantemente a Fran García. La jugada surgió de un rápido contragolpe iniciado por Cubarsí, con un pase perfecto de Pedri a Lamine, quien tras amagar un desborde centró al borde del área donde el propio Pedri apareció libre de marca para definir magistralmente a la escuadra de Courtois.
Mientras el Real Madrid parecía confundido, con dificultades para elaborar jugadas claras. Sin embargo, la segunda parte reveló otro partido muy distinto, sobre todo tras la entrada de Kylian Mbappé en sustitución de un discreto Rodrygo. El francés, sorpresivamente suplente por decisión técnica debido a que no estaba para jugar los 90 minutos según explicó luego Carlo Ancelotti, cambió completamente el rostro de los blancos.
A los 70 minutos llegó la recompensa para los de Ancelotti. Una falta cerca del área ejecutada magistralmente por el mismo Mbappé se coló en la portería azulgrana, estableciendo el empate y reactivando las esperanzas madridistas. Apenas siete minutos después, con el Madrid volcado, apareció Aurélien Tchouaméni para rematar de cabeza un centro perfecto de Arda Güler desde el córner. Era la remontada soñada por los merengues y parecía que la Copa estaba cerca de viajar a la capital española.
Un error garrafal de Thibaut Courtois en una salida permitió a Ferran Torres, tras un gran pase en profundidad de Lamine Yamal, igualar nuevamente el marcador en el minuto 84. El partido volvió a equilibrarse en intensidad y dramatismo, alcanzando su clímax en los minutos finales del tiempo reglamentario, donde el VAR tuvo protagonismo al anular correctamente un penalti señalado inicialmente sobre Raphinha, desatando polémicas y calentando aún más el ambiente.
Con la tensión por las nubes, el encuentro se fue a la prórroga, donde ambos equipos sintieron el desgaste físico. Las piernas comenzaron a fallar, y los errores individuales empezaron a decidir el rumbo del partido. Así ocurrió en el minuto 116, cuando Brahim Díaz, en una jugada desafortunada, perdió la posesión del balón en una zona crítica. Jules Koundé aprovechó el error con un robo espectacular y no dudó en fusilar con un potente remate pegado al palo, anotando el gol decisivo para los culés.
El Real Madrid intentó reaccionar con desesperación, pero el desgaste físico y emocional se hizo evidente. La frustración estalló en las filas blancas cuando Antonio Rüdiger perdió los nervios, lanzando un objeto al campo, lo que le valió la expulsión directa. También hubo rojas para Lucas Vázquez por protestas y Jude Bellingham en una situación confusa al finalizar el partido, complicando aún más el cierre de un encuentro lleno de tensiones.
Carlo Ancelotti, en la rueda de prensa posterior, defendió el esfuerzo de sus jugadores y reconoció que el partido se había decidido por pequeños detalles, elogiando especialmente el rendimiento de Mbappé y justificando su decisión de dejarlo en el banco inicialmente por motivos físicos. También abordó con diplomacia las polémicas arbitrales, evitando profundizar en las críticas y centrándose en el rendimiento de su equipo.
La otra cara de la moneda fue un Barcelona exultante, consciente del valor de este título obtenido en circunstancias tan dramáticas. Ronald Araújo y Marc-André Ter Stegen levantaron con orgullo la Copa del Rey en una noche que quedará grabada en la memoria culé por su carga emotiva y el alto nivel futbolístico mostrado ante su máximo rival.
Con esta victoria, el Barcelona suma un título crucial en la temporada y refuerza la confianza en el proyecto dirigido por Hansi Flick, mientras que el Real Madrid queda envuelto en dudas sobre el futuro inmediato, especialmente en torno a la continuidad de Ancelotti. Sin duda, esta final será recordada como uno de los clásicos más intensos y emocionantes de la historia reciente, digno de los mejores relatos deportivos.