La Bombonera vivió una noche de frustración y decepción el pasado 25 de febrero de 2025, cuando Boca Juniors quedó eliminado en la segunda fase de la Copa Libertadores a manos de Alianza Lima. A pesar de haber ganado 2-1 en el partido de vuelta, el empate global (2-2) llevó la serie a los penales, donde el equipo peruano se impuso por 5-4. La derrota dejó al conjunto dirigido por Fernando Gago fuera de la competición sin siquiera alcanzar la fase de grupos, desencadenando una crisis en el club xeneize y generando duras críticas tanto al cuerpo técnico como a la dirigencia.
Boca Juniors llegaba a esta instancia con la obligación de revertir el 1-0 sufrido en Lima, un resultado que complicó el panorama desde el comienzo. En su estadio y ante más de 54,000 hinchas, el conjunto argentino logró ponerse en ventaja con un gol en propia puerta de Miguel Trauco a los 5 minutos. Sin embargo, Alianza Lima reaccionó antes del descanso con el empate de Erick Noriega, lo que obligaba a Boca a anotar dos goles para evitar la tanda de penales.
En la segunda mitad, Kevin Zenón marcó el 2-1 a favor de Boca en el minuto 58, igualando la serie en el global. Sin embargo, el equipo de Gago no logró ampliar la diferencia, y en el minuto 90+8 Edinson Cavani desperdició una ocasión inmejorable al fallar con el arco vacío. La serie se definió desde los doce pasos, donde el arquero visitante, Guillermo Viscarra, se convirtió en héroe al atajar el penal decisivo de Alan Velasco.
El impacto de la eliminación fue inmediato. La prensa argentina no tardó en calificar la derrota como un «fracaso histórico» y una «noche de terror» para el conjunto xeneize. Los hinchas, que alentaron al equipo durante los 90 minutos, manifestaron su descontento tras el partido con cánticos pidiendo la salida de jugadores y dirigentes.
El entrenador Fernando Gago, señalado como uno de los principales responsables, intentó defenderse en conferencia de prensa: «Me siento con fuerzas para continuar. Es un golpe durísimo, pero quiero revancha ya. Tuvimos situaciones, pero en el fútbol generalmente se pierde». No obstante, su futuro en el club quedó en duda, ya que su gestión no ha logrado consolidar un estilo de juego claro ni obtener resultados favorables en sus cuatro meses al mando.
Por otro lado, la dirigencia, encabezada por Juan Román Riquelme, también recibió críticas. La inversión de aproximadamente 70 millones de dólares en fichajes en los últimos años, incluyendo la compra de Alan Velasco por 10 millones desde la MLS, no se tradujo en un rendimiento satisfactorio. La eliminación expuso los errores en la planificación del plantel y en la elección de entrenadores, lo que ha llevado a Boca a un momento de inestabilidad.
Con la Copa Libertadores fuera del panorama, Boca Juniors deberá centrarse en el Torneo Apertura local, donde ocupa el cuarto lugar en su grupo. Además, tiene en el horizonte el Mundial de Clubes de la FIFA, a disputarse en junio en Estados Unidos, aunque el golpe anímico de esta eliminación podría afectar su desempeño en ambas competiciones.
Por su parte, Alianza Lima celebró la gesta de eliminar a un gigante del fútbol sudamericano en su propio estadio. El conjunto peruano, dirigido por Néstor Gorosito, avanzó a la tercera fase del torneo y enfrentará a Deportes Iquique en busca de un boleto a la fase de grupos. La victoria en Buenos Aires representa un hito en la historia del club blanquiazul y una inyección anímica de cara al resto del torneo.
La salida temprana de Boca Juniors de la Copa Libertadores es un golpe que quedará en la memoria de los hinchas y que podría tener consecuencias en la estructura del club. Con la presión sobre Fernando Gago y Juan Román Riquelme en aumento, el futuro inmediato del equipo parece incierto. Mientras tanto, Alianza Lima saborea un triunfo histórico y se ilusiona con seguir avanzando en la máxima competencia continental.
El fútbol, una vez más, demostró que la grandeza no garantiza victorias, y que la Copa Libertadores siempre es capaz de escribir historias inesperadas.