Panamá resiste la embestida y tumba a Brasil en un partidazo

Martes, 25 de Febrero de 2025

Por Hector Aleman

En una noche vibrante y con 6,157 aficionados llenando las gradas, la selección de baloncesto de Panamá, conocida como la «Roja Sin Mangas», se llevó una victoria inolvidable por 81-74 frente a un Brasil que nunca bajó los brazos. Fue un partido intenso, cargado de emociones, jugadas brillantes y cambios de ritmo que mantuvieron a todos al borde de sus asientos.

El primer cuarto arrancó con ambos equipos buscando su lugar en la cancha. A Panamá le costó encontrar el aro, especialmente en la pintura, mientras Brasil aprovechaba cada oportunidad para imponerse. Al sonar la chicharra, los sudamericanos se fueron al frente 22-19, mostrando un juego más sólido. Pero algo cambió en los panameños conforme avanzaba el reloj; poco a poco, comenzaron a soltarse y a encontrar su chispa ofensiva.

El segundo cuarto fue el momento en que Panamá despertó de verdad. A los cuatro minutos, el marcador dio un giro: 32-30 a favor de los locales. Ernesto Oglivie se convirtió en un toro en la pintura, abriendo camino a puro corazón, mientras Iverson Molinar desafiaba a la defensa con dos canastas llenas de garra. Y luego llegó Jhivvan Jackson, como un rayo, enchufando dos triples seguidos que hicieron estallar a la afición y pusieron a Panamá en control. Al descanso, el tablero marcaba 47-35, con Oglivie (13 puntos), Molinar (12 puntos) y Jackson (10 puntos) liderando la carga. Por Brasil, Marcio Santos, con 11 puntos, era el que mantenía viva la esperanza.

El equipo dirigido por el técnico Garcia mostró una inteligencia que enamoró a los presentes. Apostaron por martillar la pintura y solo soltaron triples cuando el momento lo pedía. Oglivie, sin duda, fue el alma de esos primeros dos cuartos, un guerrero que no dejaba de pelear, mientras los cambios bien pensados del entrenador argentino mantenían al equipo fresco y enfocado.

Pero el tercer cuarto trajo nubarrones para Panamá. Brasil salió con todo, como una avalancha verdeamarela, usando su físico y un ataque que parecía no fallar en los primeros cinco minutos. Kevin Crescenzi se convirtió en el hombre del momento, anotando nueve puntos que encendieron a su equipo. Aunque Panamá seguía arriba 65-53 al cerrar el parcial, la ventaja ya no se sentía tan cómoda, y en las caras de algunos jugadores se notaba la preocupación por el empuje brasileño.

Llegó el último cuarto, y Panamá sacó el carácter. Molinar se echó el equipo al hombro, terminando con 25 puntos y siete asistencias, jugando con una sangre fría que lo hizo imparable. Oglivie sumó 16 puntos y ocho rebotes, mientras Jackson, con 15 puntos y un par de triples clutch, le dio al equipo ese aliento extra. Akil Mitchell también puso su granito de arena con 11 puntos y ocho rebotes. Juntos, dominaron la pintura con 46 puntos y aprovecharon cada error rival para sumar 20 puntos tras pérdidas.

Brasil no se rindió. Nathan Fernandes brilló con 24 puntos, metiendo canastas desde todos lados, y Santos aportó 14 puntos y siete rebotes. Dominaron los tableros con 42 rebotes contra 33 de Panamá, pero sus 15 pérdidas les pasaron factura, dando a los locales 17 puntos en transición. Al final, no les alcanzó.

Cuando sonó la chicharra final, el grito de la victoria retumbó en el coliseo: 81-74. La afición panameña explotó de alegría, celebrando a un equipo que supo sufrir, adaptarse y ganar. Fue una noche para recordar, una donde la «Roja Sin Mangas» demostró que, con corazón y garra, puede plantarle cara a cualquiera. Brasil se fue con la cabeza en alto, pero esta vez, Panamá fue el rey de la cancha.